martes, 22 de febrero de 2011

El muchacho y la Fortuna


 
A la orilla de un pozo,
sobre la fresca yerba, 
un incauto Mancebo 
dormía a pierna suelta. 
 
Gritóle la Fortuna: 
«Insensato, despierta; 
¿no ves que ahogarte puedes, 
a poco que te muevas?
 
Por ti y otros canallas 
a veces me motejan, 
los unos de inconstante, 
y los otros de adversa. 
 
Reveses de Fortuna 
llamáis a las miserias; 
¿por qué, si son reveses 
de la conducta necia?»

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